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viernes, 7 de abril de 2017

Un tema difícil : Hijos: ¿A qué edad hay que empezar a hablarles de sexo?

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Ni de Internet, ni de la escuela, ni de los amigos: la educación sexual de los chicos es responsabilidad de sus padres. Por eso es tan importante romper el hielo y cuanto antes lo hagamos, mejor.

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Hablar con nuestros hijos sobre su salud sexual y reproductiva es, en una palabra, fundamental. Estar bien informados los ayuda a tomar buenas decisiones, a prevenir la transmisión de enfermedades y a evitar embarazos no deseados. ¿Sabías que el 15,6 por ciento de los nacimientos que se producen en la Argentina corresponden a menores de 20 años? Así lo demuestran las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación.
Ante semejante panorama, nuestro rol debe ser activo. "Si bien la escuela, sus amigos e Internet pueden ofrecer acercamientos a esta temática, la educación sexual de los hijos es responsabilidad de sus padres", lanza Dina Laufer, psicóloga clínica y especialista en familia. Desde Entremujeres nos sumergimos a fondo en la problemática y compartimos con ella nuestras inquietudes.

¿Por qué es tan difícil para los padres hablar de sexo con sus hijos?
A muchos padres les incomoda hablar con sus hijos sobre sexualidad porque sienten que se relaciona con su propia intimidad. Para otros, hablar de esto les provoca mucha vergüenza, o no saben cómo empezar. Y otros no hablan del tema porque dicen: "¡Hoy los chicos ya saben todo por Internet!" Otros creen que con lo que les explican en la escuela alcanza y, por último, están los que consideran que a ellos nadie les explico nada del sexo y que tuvieron que aprenderlo todo solos. En todas estas posturas las familias están cediendo un espacio a los otros sin poder ajustar la información a los valores, las creencias y las expectativas que cada familia tiene.

¿Los chicos están más avanzados sexualmente de lo que sus padres creen? Muchos adultos ven a sus hijos como "bebés" y, cuando se dan cuenta de que no lo son, se sorprenden. ¿Por qué pasa y cómo evitarlo?
Hoy son muchos los estímulos que los chicos reciben del exterior con respecto a esta temática y parecería ser que los padres aún ven que son chicos o que todavía eso no se les cruza por la cabeza. Generar espacios de diálogo con los hijos va a ayudar a que en el momento que decidan tener sus primeros encuentros sexuales los puedan hacer desde un lugar de responsabilidad, elección y prevención. Y algo para remarcar:  el hecho de hablar de sexo con los hijos no adelanta el inicio de la actividad sexual.

Hablando de eso... ¿A qué edad suelen tener los chicos su primera vez?
Los datos que arrojan diversas encuestas que se han realizado en Argentina promedian una edad de inicio de la sexualidad a los 14 años.

¿Cuál es el momento para empezar a hablarles de sexo? ¿Está relacionado con la primera vez o debe ser antes?
Desde que nacen estamos hablando de sexualidad. De acuerdo a su momento evolutivo, y a las preguntas que el niño se haga, es la información que los padres les vamos a ir transmitiendo. Es importante tener en cuenta que los chicos aprenden y se informan no solo de lo que les decimos, sino de lo que ven que hacemos. Escucharlos a ellos, a sus amigos, en que está su cabeza va a ser el mejor indicador para saber qué y cómo hablar con ellos.

¿Qué tipo de información deberíamos darles en cada etapa de su crecimiento?
A partir de que el niño tiene lenguaje, podemos comenzar a hablarle de sexo.
A los 3 años vamos a hablar de sus genitales, que nadie se los tiene por qué tocar, que son una parte de su cuerpo que solamente le corresponde a él. Se le puede hacer diferencias con otras partes del cuerpo, que las usamos muchas veces con otros, por ejemplo: los brazos para abrazar al otro. Los genitales no se comparten con nadie durante la infancia.
A los 8 años le podemos hablar del cuidado del propio cuerpo y de preservar su intimidad. Por ejemplo, cuando se termina de bañar no tiene que pasearse desnudo por la casa.
A los 11 años se empieza a anticipar cómo es el desarrollo y la aparición de las primeras vellosidades. A los varones se les puede hablar sobre las poluciones nocturnas. A las nenas, sobre la menarca y qué significa la menstruación en la mujer:  es mejor hablarles antes de que llegue el momento, porque las prepara para vivirlo de una manera lo más natural posible, sin por esto restarle la importancia que la situación conlleva.
A los 14, tanto en nenas como en varones, se empieza a hablar del encuentro sexual con el otro, se busca favorecer espacios de diálogo donde se escucha al otro, y no meros espacios de información. Se da información de los métodos anticonceptivos y su importancia, las enfermedades de transmisión sexual, y la necesidad de uso de preservativo.

¿Hay alguna edad en la que tengamos que encarar a nuestro hijo y hablarle del tema, aunque él nunca haya preguntado sobre eso?
Es raro que un chico nunca haya hablado del tema. Es muy habitual que los chicos pregunten a los 5 ó 6 años: "¿de dónde vine yo?", "¿cómo salí de la panza?", "¿cómo me hicieron?". Son enigmas que los chicos tienen, y ese es un buen momento para abordar el tema.

¿Qué temas deben incluirse (sí o sí) en una primera charla?
Los temas que debemos tener en cuenta son:
* Ayudar a generar una actitud responsable.
* Elegir con quién, cómo, dónde.
* Uso de métodos anticonceptivos.
* Prevención de enfermedades de transmisión sexual.
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Más recomendaciones
* Aprovechar los momentos. No existe el momento perfecto, ni hay que esperar una larga conversación sobre el sexo. Los mejores consejos se dan cuando surge el tema espontáneamente, a raíz de una escena en una película o conversando sobre la nueva relación de pareja de alguno de sus amigos.
* No obligarlos. Es importante no forzarlos a hablar de sexo cuando no quieren o cuando aún no están preparados para esto. Hablar de sexo como un catedrático puede que resulte muy lejano a las inquietudes de los chicos. A veces es mejor, cuando se habla de propias experiencias, miedos, sin necesidad de hablar de la sexualidad de los padres ni contándoles cuestiones íntimas.
* Hablar, escuchar y respetar. Son verbos que se necesitan para generar un diálogo en el que participan ambas partes. Darle un sermón a los hijos no suele ser lo más recomendable y mucho menos amenazarlos con graves castigos si tienen relaciones antes de tiempo o con quien uno no quiere. Esto solo romperá la confianza, condimento indispensable en esta etapa.
* Respetar sus opiniones y decisiones. Debemos estar preparados para escuchar lo que nuestros hijos nos quieren decir. Esto no implica como padres estar de acuerdo en todo lo que los hijos elijan o hagan (incluso, se puede estar en total desacuerdo). Está bien que se lo hagamos saber, siempre con respeto y sin desvalorizar sus propias elecciones.
* No esquivar el tema. El hablar sobre el sexo con los hijos puede abrir nuevos espacios de diálogo, donde este tema sea importante pero no más que otros, como ser sus intereses, motivaciones, inserción laboral, estudios posteriores a la finalización del secundario, etc.
* Desterrar nuestras antiguas creencias. Años atrás difería mucho la información sobre el inicio sexual que recibían los varones y las mujeres (por ejemplo: a los hombres se los incentivaba a tener sexo, a los mujeres se les pedía mantener la virginidad). Hoy basta que ambos tengan ganas de tener un encuentro sexual para que este exista. Ya no está asociado a que tenga que haber ni una relación de pareja, ni mucho menos un vínculo de amor, o de compromiso. En síntesis: actualmente existe una actitud mucho más liberal respecto al sexo.

Fuente: https://www.clarin.com/hijos/hablar-sexo-hijos-chicos-ninos-edad-cuando-como-padres-madre_0_B178w5KDQg.html

miércoles, 5 de abril de 2017

7 señales de un buen empleado que será mal jefe

7 señales de un buen empleado que será mal jefe ______________________________________________
Antes de ascender a ese trabajador "estrella", revisa que tenga las cualidades para ser líder.
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Decidir si se debe promover un empleado a un puesto gerencial es una decisión que deben enfrentar muchos emprendedores.  No todo empleado nació para ser líder. Pon atención a las características del candidato potencial antes de ofrecerle un ascenso, en lugar de solamente ver que tan bien se ha desarrollado el individuo en tu negocio.
Aquí hay 7 señales de peligro que muestran que tal vez un buen colaborador no será un gran jefe.
1. Nunca pide ayuda 
Cuando un empleado eficiente no pide ayuda puede parecer muy talentoso y proactivo. Aunque es genial tener colaboradores de este tipo, no necesariamente se traducen en buenos managers. Un estudio de 2007 del Institute for Corporate Productivity encontró que 46% de las compañías encuestadas dudaban de las capacidades de este tipo de individuos para delegar tareas.
Los buenos jefes saben encargar labores a sus subordinados y piden retroalimentación de su equipo. Si un empleado jamás le pide ayuda a sus compañeros, puede ser una señal de que no se acercará a los demás una vez que sea promovido.
2. Ignora los problemas de sus compañeros
Empleados que dan “el extra” en sus proyectos, pero que evitan ayudar a los demás, no sirven para ser managers.
Un análisis de Gaqllup descubrió que 57% de los empleados que se sienten ignorados por sus jefes, no se comprometen con sus labores. Los buenos jefes están dispuestos a ayudar a sus empleados cuando lo necesitan y no ignoran los obstáculos de sus equipos.
3. Le echan la culpa a los demás 
Cuando algo va mal en un proyecto, ¿el empleado se sacude la responsabilidad?
Los buenos managers se saben responsables cuando surge un problema y son los primeros en reaccionar para tratar de resolver las cosas.
Un empleado que es promovido debe demostrar integridad. De acuerdo con una encuesta de TellYourBoss.com, el 20% de los empleados asegura que su jefe carece de esta característica.
4. Le falta pasión 
Antes de ascender a un empleado, fíjate en su nivel de pasión. Los buenos jefes inspiran a sus equipos. Según un estudio de LeadershipIQ, las personas que interactúan con sus jefes al menos 6 horas a la semana, están 29% más inspirados que aquellos que solo conviven una hora o menos.  
5. No se fija en las metas a largo plazo 
Muchos empleadores tienen trabajadores rockstar que cumplen con los objetivos semanales y exceden las expectativas. Pero solo porque un empleado es bueno logrando las metas de corto plazo, no significa que entiendan que lo urgente no siempre debe ser atendido antes que lo importante.
Los buenos jefes ven el panorama completo. Saben crear objetivos de corto alcance con los que sus equipos se acercan a las metas generales.
6. No les interesa seguir aprendiendo 
Aunque no hay empleado que sepa TODO sobre su trabajo, tener la iniciativa de aprender todo lo posible es muy importante. Si un colaborador no demuestra esta “hambre”, tal vez no sea el mejor candidato para el puesto.
Pon atención a aquellos empleados que buscan mejoras sus capacidades. Los buenos candidatos para puestos gerenciales tienen iniciativa que buscan que su desarrollo personal / profesional sea una prioridad.
7. Se van justo a las 5 p. m. 
Los empleados que tienen prisa por salir de la oficina justo a la hora de salida (o incluso antes) todos y cada uno de los días, tal vez no es el mejor candidato para el puesto gerencial. Aunque no es absolutamente necesario trabajar tarde todos los días, hacerlo cuando se necesita es crucial.
Los buenos candidatos para puestos gerenciales están dispuestos a invertir tiempo para lograr las metas de trabajo y ayudar cuando se necesite.

5 maneras fáciles de mitigar la sobrecarga de trabajo en tus empleados
Fuente:https://www.entrepreneur.com/article/269313

jueves, 30 de marzo de 2017

6 pautas para motivar a los niños a la lectura

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Conseguir que un niño o adolescente lea por iniciativa propia es uno de los retos más difíciles que tenemos los adultos lectores. Pero también es el objetivo más importante y del que mayor satisfacción podemos lograr. Hay que demostrar que la lectura es una experiencia placentera, aunque a muchos niños les pueda parecer un esfuerzo. Un buen lector es capaz de comprender el sentido profundo del texto y, lo que nos ocupa en este post, de elegir sus próximas lecturas siguiendo su propio criterio y de leerlas porque tiene ganas de hacerlo. ¿Cómo llegar con nuestros hijos a ese punto en el que la lectura es motivadora?
En un primer momento, podemos buscar la motivación extrínseca; por ejemplo, animándolo de palabra a que lea, haciendo una lista con los libros finalizados, etcétera. Pero el objetivo es llegar a la motivación intrínseca dándole a conocer libros sobre sus propios intereses para que así disfrute de la lectura. Para acertar a la hora de recomendar un libro a un niño, hay que tener en cuenta su nivel de competencia lectora, sin dejar de explorar niveles ligeramente superiores para proponerle retos asumibles.
Las pautas más sencillas para introducir a los niños en la lectura son las siguientes:
  1. Leer nosotros mismos: los niños, especialmente los más pequeños, aprenden por imitación y, si no ven leer a los adultos, es muy difícil que adquieran el hábito. Da igual si leemos el periódico, novelas o si les leemos a ellos en voz alta. Y cualquier momento es bueno, en la sala de espera del médico, antes de acostarlos… Es especialmente positivo fijar momentos diarios de lectura conjunta.
  2. Si optamos por leer a nuestros hijos, se recomienda jugar con las voces, las entonaciones y el énfasis en los diálogos para caracterizar a los personajes. Dar vida al cuento. Así estaremos creando recuerdos memorables en la mente de nuestros hijos.
  3. Dejar que los niños elijan sus propios libros y, si los hemos leído nosotros, comentárselo. Si ellos son los que deciden, seleccionarán libros que, a priori, les interesan más y les será más fácil leer, porque los propios contenidos pueden ser motivadores.
  4. Visitar librerías y bibliotecas, y participar en actividades de animación a la lectura. 
  5. Asociar la lectura con momentos positivos: regalar libros en cumpleaños, Navidades y otras ocasiones especiales predispone a asociar la lectura con momentos felices de la infancia.
  6. Felicitar por los logros: cuando es el niño quien lee, hay que hacer que sea consciente de sus avances y felicitarlo por ellos. «Ya no tropiezas en las comas; muy bien» o «Ahora lees más rápido» son frases concretas y motivadoras que le demuestran su propia capacidad de aprender.
A un lector se le abre todo un mundo de experiencias por las que moverse y con las que disfrutar en función de lo que le guste o le apetezca en cada momento. Para que algo nos guste es necesario que previamente lo conozcamos, y ese conocimiento implica un esfuerzo inicial: por ejemplo, al leer los primeros libros o tocar las primeras escalas en un instrumento. Precisamente cuantos más libros conocemos o más hemos practicado con ese instrumento, más nos deleitamos, porque ese conocimiento nos ayuda a disfrutar aún más de lo que nos gusta.
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Fuente:http://www.kumon.es/blog/6-pautas-para-motivar-a-los-ninos-a-la-lectura/

Los cuatro mejores consejos para conseguir la plena confianza de los demás

Foto: Lograr que la gente confíe en ti, te abrirá muchas puertas. (Corbis)

Gozar de buenas relaciones es útil en cualquier ámbito. Desde el mundo laboral al sentimental la honestidad es clave para ser respetado y reconocido.


“Amistad con muchos, confianza con pocos”. Este tradicional refrán español sirve para ejemplificar lo necesarias que son las relaciones, pero lo complicado que puede llegar a ser que alguien se gane tu confianza.
Pese a que otro conocido dicho recite “donde hay confianza de asco”. La realidad es que la gente tenga fe en ti es algo satisfactorio, gratificante e incluso bastante útil de cara al futuro. Este es un aspecto que despierta gran interés y es básico de todas las relaciones personales, profesionales o sentimentales.
Son muy notables las posibilidades que internet nos brinda para dialogar y mostrar nuestros pensamientos y opiniones. Un buen ejemplo de ello es como la confianza se ha convertido en tema de debate en la plataforma colaborativa de preguntas y respuestas Quora. La mayoría de respuestas repiten una misma palabra: honestidad.
El lenguaje no verbal también influye a la hora de ganarse la confianza del resto.
  • Mantener el contacto visual: en muchas ocasiones infravaloramos la importancia del lenguaje no verbal. Mirar a los ojos es sinónimo de no tener nada que ocultar, mientras que no hacerlo es el mayor símbolo de desconfianza.
  • Sé vulnerable (a veces): al igual que el refrán “hombre sin vicios no es de fiar”, este consejo se centra en mostrar rasgos de humanidad. Una persona no es permanentemente perfecta ni debe mantener siempre la compostura.
  • Flexibilidad y paciencia: presionando a la gente se sigue un camino contrario al de la confianza. Cuando se valora más un esfuerzo que un resultado, el resto valorará más tu comportamiento, ganarás su confianza y tendrás más posibilidades de poder conseguir lo que quieres.
Desde un punto de vista más profesional, el conocido agente literario, experto en marketing y escritor Michael S. Hyatt reconoce lo difícil que es conseguir la confianza de alguien. Es un camino complicado que se va labrando poco a poco y en el que un resbalón puede imposibilitar la puesta en marcha de nuevo.
Por estos motivos, propone en su blog los cuatro consejos que considera indispensables para lograr este objetivo.
1. Mantener la palabra
Cuando se hace una promesa es para cumplirla, sino no la hagas. No valen las excusas, la gente ha de saber que cuando se dice algo, va a cumplirse. Este asunto va desde aspectos más trascendentales, como un proyecto a largo plazo, a asuntos tan livianos como quedar a una determinada hora por una reunión.
Obviamente, la notoriedad es muy diferente entre uno y otro. En aspectos e menos importancia como la puntualidad, se permite el fallo, pero nunca caer en él como costumbre. Lo mejor que puede hacerse es pedir perdón y explicar brevemente la razón del retraso.
2. Decir la verdad
A todos nos gusta demostrar al exterior que somos sinceros, pero también hemos de serlo interiormente. Cuando las cosas van bien es muy sencillo, pero cuando algo se tuerce también hemos de asumir la realidad y contarla, aunque pueda resultar difícil o embarazoso. Hemos de darnos cuenta de que la perfección no existe y todos podemos cometer errores.
El truco que propone Hyatt a la hora de informar de una decisión a alguien consiste en contar siempre lo bueno, lo feo y lo malo.
3. Ser transparente
La mejor forma de parecer claro y transparente es… serlo. La manipulación a corto plazo puede ser beneficiosa, pero con el paso del tiempo acaba por pasar factura. En cambio, la autenticidad (con sus cosas buenas y malas) genera mucha más confianza porque no dará lugar a dobles lecturas o interpretaciones.
Confiar en alguien y decírselo es la mejor forma de crear un vínculo y que la otra persona también lo haga en ti. Cuando hay máscaras de por medio, nunca se verá realmente lo que hay detrás.
4. Dar sin condiciones
El chantaje o los condicionantes pueden servir para lograr determinados propósitos, pero ganarse la confianza de alguien nunca será uno de ellos. En cambio, compartir ideas, sentimientos o conocimientos permitirá que el resto de personas te valoren y te tengan muy en cuenta.
Cuando tú das será más sencillo recibir, pero nunca teniendo en mente que así se obtendrá algo a cambio.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-09-08/los-cuatro-mejores-consejos-para-conseguir-la-plena-confianza-de-los-demas_185004/

15 tips para que tus hijos sean líderes

Pon en práctica estos consejos para que tus pequeños adopten habilidades de liderazgo y estén preparados para alcanzar el éxito. Mucho...