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lunes, 3 de abril de 2017

Siete desagradables errores de higiene personal que cometemos a diario

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Quizás no sabías que al tirar de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros. ¿Está el cepillo de dientes suficientemente lejos?

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En las sociedades contemporáneas aprendemos desde pequeños una serie de hábitos de higiene personal que cumplimos a rajatabla el resto de nuestra vida. Nos lavamos las manos antes de cocinar y después de ir al baño, nos cepillamos los dientes antes de acostarnos y tenemos como (buena) costumbre tirar de la cadena. Pero no siempre fue así.
La higiene personal sólo empezó a preocuparnos en la segunda mitad del siglo XIX y su promoción por parte de las autoridades fue toda una revolución. La humanidad –o más bien, Luis Pasteur, que estudió el origen de las enfermedades infecciosas– descubrió que las malas condiciones de higiene, que empezaron a ser preocupantes a medida que crecían las ciudades, eran culpables de gran parte de las enfermedades, que podían evitarse con el sencillo hábito de lavarse las manos.
Desde entonces, la higiene ha pasado de ser un capricho a ser una obsesión. Cada vez nuestro aseo es más insistente, pero como dice un refrán que parecemos haber olvidado: “no es más limpio el que mucho se lava sino el que poco se ensucia”. En ocasiones el exceso de limpieza puede ser contraproducente para la higiene en conjunto, otras veces, sencillamente, nos olvidamos de ciertas cuestiones: nos lavamos las manos diez veces al día pero nos importa poco lo que se esconde en nuestro oído o nuestro ombligo.
Estas son siete costumbres bastante extendidas que ponen en peligro nuestra salud a diario y que solemos pasar por alto.

1. Lavar la ropa en frío y tender en el interior

No hace tanto tiempo era costumbre generalizada hacer coladas distintas con la ropa blanca y de color para que, al lavar con agua caliente, no se mezclaran los colores. De un tiempo a esta parte, en cada vez más casas (por falta de tiempo o porque descuidamos más el cuidado del hogar), es habitual mezclar todo tipo de prendas: algo que solo puede hacerse sin miedo a arruinar nuestra ropa utilizando agua fría.
Cada vez menos gente utiliza programas de lavadora de más de 60 grados centígrados, la única temperatura a partir de la cual la ropa quede libre de gérmenes. En cada calzoncillo o cada braga hay, como poco, una décima de gramo de heces. Según explicó Charles Gerba, profesor de microbiología de la universidad de Arizona, a ABC News, “si pones una lavadora sólo de ropa interior se liberarán 100 millones de E.coli en el agua, y estas pueden trasmitirse a la próxima colada”. Da igual el detergente que utilicemos: este tipo de bacterias sólo se eliminan si se utiliza agua caliente y tendemos la ropa al sol, algo en lo que, de nuevo, solemos fallar.
Pero lo peor de lo peor, el error definitivo que puede acabar con toda nuestra ropa, es dejar la colada en la lavadora sin tender durante todo un día: la humedad hace que las bacterias se multipliquen, la ropa se pudra y su olor (tan característico de los pisos de estudiantes) se extienda toda la casa. El horror.

2. Acumular cacharros en la pila de la cocina

Todos sabemos que no es muy limpio dejar los platos sin lavar en la pila, pero es un descuido que solemos tolerar cuando nos puede la pereza. Lo que no sabemos es que la pila de la cocina puede llegar a acumular 500.000 bacterias por metro cuadrado y, si somos de acumular vajilla, convertiremos el fregadero en el lugar más sucio de nuestra casa, por encima del váter. Aunque la mayoría de la gente toma medidas para desinfectar sus inodoros, pocos tienen las mismas preocupaciones por su fregadero, en el que suelen acumularse todo tipo de bacterias como la E.Coli o la Salmonella.
Pila sucia. (Corbis)

3. Abusar del jabón

Los dermatólogos coinciden al señalar que no debemos abusar del uso del jabón sobre nuestra piel. En España, sobre todo en verano, hay muchas personas que se duchan, incluso, más de una vez al día, algo que puede acabar siendo dañino. El jabón es, por definición, un disolvente de la grasa y, si lo utilizamos con demasiada frecuencia, nuestra piel perderá el manto graso que la protege.
Mención aparte merece la utilización del jabón antibacteriano, que se popularizó enormemente tras la propagación mundial de la gripe aviar entre 2004 y 2006. Este tipo de jabones, muy habituales en forma de gel para manos, suelen incluir triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida sobre el que pesan serias dudas sanitarias desde que se demostrara su carácter de disruptor endocrino en animales. 

4. No bajar la tapa del inodoro cuando tiras de la cadena

Dejar abierta la tapa del váter es otro descuido habitual (y enormemente tolerado) en hogares y aseos públicos. Y el asunto es preocupante teniendo en cuenta que, cuando tiramos de la cadena, los gérmenes fecales se reparten por la estancia como si rociáramos un aerosol de heces por el baño. Y sí, las bacterías llegan hasta nuestros cepillos de dientes, tal como comprobaron los populares cazadores de mitos, Jamie Hyneman y Adam Savage, en uno de sus programas de televisión. 
Según explicó a The Atlantic Charles Gerba, uno de los mayores expertos del mundo en lo que a brechas higiénicas se refiere, si la tapa del inodoro está abierta cuando tiramos de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros a todas las direcciones, así que es mejor que coloquemos nuestros cepillos algo más lejos.

5. Confiar en los secadores de manos

Por suerte la popularización de los secadores de manos se ha limitado a gasolineras, restaurantes y bares de copas. Sus ventajas son claras: evitan la acumulación de toallitas de papel en las papeleras. Pero sus inconvenientes ganan por goleada: gastan electricidad, secan peor y, lo que es más importante, son menos higiénicas. Según un estudio de la Universidad de Westminter, las tradicionales toallas de papel son mucho más eficaces, ya que secan nuestras manos mucho más rápido y evitan la acumulación de bacterias: los secamanos de aire de alta velocidad incrementan su presencia en un 42% y los de aire caliente en un 254%. Además, el chorro de aire puede llevar las bacterias hasta a 2 metros del lugar donde se encuentra el aparato esparciéndolas por todo el cuarto de baño. Al margen de esto, son pocos los que secan sus manos eficazmente con estos aparatos. No nos engañemos: hasta el santo Job se aburriría secando sus manos en los dichosos aparatos, que abandonamos siempre con las manos húmedas hartos de su calamitosa ineficiencia.
Secador de manos. (Daniel Lobo)

6. “Rescatar” la comida que se cae al suelo

Cuando se nos cae algo de comida al suelo, a no ser que la vianda en cuestión sea muy pringosa, muchos tenemos la tentación de soplar un poco y llevárnoslo de nuevo a la boca. Parece que si rescatamos la comida del suelo a toda velocidad los gérmenes no harán mella pero, según un estudio de la Universidad Clemson, el 99% de las bacterias se trasmiten a la comida inmediatamente en cuanto esta toca el suelo. Patógenos como la salmonella tienen capacidad de sobrevivir en superficies secas hasta cuatro semanas y de transferirse a los alimentos con el contacto inmediato.

7. No tratar debidamente las lentillas

El uso prolongado de las lentes de contacto requiere unas pautas de limpieza que muchos descuidan. Si las lentillas no se desinfectan se puede llegar a sufrir una queratitis bacteriana, infección de la córnea que suele incrementarse en los meses de verano, cuando nos bañamos con las lentes puestas en piscinas tratadas con cloro y productos químicos.
Si se quiere evitar la formación de hongos y bacterias en la superficie de las lentillas estas deben limpiarse, aclararse y desinfectarse debidamente. Para ello debemos lavarnos las manos antes de manipularlas, usar líquido limpiador (nunca agua corriente) y renovar este en cada uso, un paso que muchos se saltan y que puede acabar haciendo que el estuche donde se guarden las lentillas se contamine. 

Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-15/siete-desagradables-errores-de-higiene-personal-que-cometemos-a-diario_53408/

domingo, 2 de abril de 2017

Vacunas para viajar

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Esta es una guía básica que no debe reemplazar tu consulta a un médico antes de partir.
¿Cuándo proceder a la vacunación previa a un viaje?
Por regla general, las vacunas no tienen un efecto inmediato en el organismo sino que precisan un tiempo variable para que el sistema inmune del viajero desarrolle los niveles protectores adecuados.
Si a esto añadimos la exigencia de varias dosis en la primo vacunación de algunas vacunas, para que un viajero emprenda su viaje debidamente protegido es recomendable que se inicie la vacunación o, cuando menos, que reciba la información necesaria, como mínimo con 4-6 semanas de antelación a la fecha de partida.
En términos generales se podría afirmar que la vacunación es necesaria siempre que se visite algún país en el que la endemicidad de una enfermedad para la que se dispone de vacuna sea alta o muy alta.
Otra situación que debe hacernos pensar en vacunar a un viajero es el hecho de que en el país que se propone visitar exista alguna alerta sanitaria activa, para ello es suficiente con informarse en algún Centro de Vacunación Internacional dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo o en las sitios web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o Center for Diseases Control (CDC).
¿Frente a qué enfermedades nos debemos vacunar?
Las vacunas a recomendar al viajero dependen por un lado de las características del propio viajero y por otro lado, de las relativas al viaje.
Dentro de las primeras se deben considerar: edad, sexo, vacunaciones previas, enfermedades previas, estado de salud actual, alergias a las vacunas o a cualquiera de sus componentes, medicación que pueda interferir con la respuesta de la vacuna, embarazo, inmunodeficiencia, profesión.
Y en lo que respecta al viaje, siempre irá en función de la duración del mismo, del país de destino, del tipo de viaje y de la actitud prevista en el mismo, lógicamente no se recomendarán las mismas vacunas a un viajero denominado "de mochila", que a uno en viaje organizado con todos los itinerarios establecidos.
¿Cuáles son las vacunas obligatorias?
La única vacuna considerada obligatoria en determinados países y sujeta a reglamentación internacional es la vacuna de la fiebre amarilla.
Esta vacuna solamente puede ser administrada en los Centros de Vacunación Internacional autorizados por el Ministerio de Sanidad y Consumo y lleva consigo la expedición del Certificado Internacional de Vacunación.
¿Cuáles son las vacunas recomendables?
De forma general y para simplificar un poco las cosas dado que la vacunación en el viajero internacional debe ser siempre considerada de forma individual, consideraremos por un lado las vacunas normalmente recomendadas, que se recomendarán en prácticamente todos los destinos excepto: América del Norte, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Europa Occidental (salvo excepciones u otras indicaciones).
Dentro de estas vacunas incluiremos la vacunación frente a la hepatitis A, hepatitis B, fiebres tifoideas, Triple Vírica y difteria-tétanos.
Por otro, las vacunas recomendadas dependientes del destino, que son más específicas de las zonas a visitar y entre las que están las vacunas frente a la meningitis meningocócica A+C o A-C-Y-W135, poliomielitis, encefalitis japonesa, encefalitis primavero-estival, fiebre amarilla, cólera y rabia
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Fuente:http://www.aseguratuviaje.com.ar/preguntas-frecuentes/vacunas-para-viajar.html
 

sábado, 1 de abril de 2017

Por Qué Viajar Es Importante

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Hay quien considera el viajar una pérdida de tiempo y dinero.

Yo no.

Al contrario, considero que es una de las mejores inversiones que podemos hacer.
Viajar nunca fue tan fácil y económico como ahora, y por muy ocupados que estemos siempre hay un hueco que podemos utilizar para un viaje.
Y si no encuentras ese hueco, entonces tienes un problema, pues no por estar más ocupado se es más productivo, más bien al contrario, quien está muy ocupado casi siempre está siendo poco productivo.

Como dijera Sócrates: “Ten cuidado con la improductividad de una vida ocupada”.

Estas son mis 10 mejores razones para viajar más a menudo.

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1. Disfrutas de la Vida

Al viajar descubrimos y experimentamos cosas nuevas, las cuales muchas de ellas hacen que disfrutemos de la vida de forma distinta a como estábamos habituados.
No quiero decir que uno no disfrute de la vida cuando no está de viaje, o que se tenga que viajar para disfrutar de la vida, pero es cierto que cuando uno viaja hace cosas que no suele hacer normalmente.
  • Descubrir y probar nuevos sabores y olores, sobre todo con la comida.
  • Disfrutar de paisajes diferentes a los conocidos y de la arquitectura y monumentos del lugar.
  • Actividades al aire libre que no has hecho antes, y te gustan.
Cuando viajamos, como estamos en un sitio nuevo, el cual es posible que no volvamos a visitar en un largo tiempo, e incluso puede que nunca, nos “obligamos” a hacer muchas cosas, que de vivir en ese lugar seguramente no haríamos.
Además, cuando viajamos pasamos más rato en “modo contemplativo”, es decir, nos relajamos y experimentamos el momento a través de nuestros sentidos, lo cual nos hace disfrutar más de la experiencia.

2. Te Conoces Mejor

Conocerse bien a uno mismo es clave para poder llevar una vida feliz.
Para ello, necesitamos hacer dos cosas: (1) exponernos a cosas nuevas; y (2) hacer trabajo introspectivo, en el sentido de reflexionar y pensar sobre nosotros, nuestra vida y lo que queremos de esta.
Sin embargo, a causa del ajetreo diario, las ocupaciones y la rutina que nos arrastra, pocos son los que dedican el tiempo necesario a esas dos tareas.
Viajar es la excusa y la oportunidad perfecta para hacerlo.
No sólo porque al viajar irremediablemente nos veremos expuestos a cosas nuevas que antes no conocíamos de su existencia, sino además porque habremos desconectado de la vida que dejamos atrás (problemas, ocupaciones, rutina, etc.), lo cual propicia que dediquemos tiempo a pensar en nosotros y en nuestras vidas.

3. Valoras Más lo que Tienes

Hasta que no dejas de tener algo no lo valoras en su justa medida.
Estar fuera de lo que llamaríamos casa, lejos de ciertas comodidades y de personas que queremos, nos hace apreciarlas más a la vuelta.
Apreciar lo que se tiene es importante para ser más feliz.
Las personas tendemos a fijarnos y centrar nuestra atención en las cosas negativas que nos suceden, pero ¿y qué pasa con las cosas buenas? Están ahí, sólo hace falta que las aprecies.

4. Creces como Persona

Viajar es un desafío constante. En especial si viajas solo.
A mí también me gusta viajar con amigos, pero nada mejor que viajar solo para expandir tu zona de confort. ¿Por qué?
Simplemente porque tú eres quien toma las decisiones y el único responsable de sus consecuencias.
Estás solo y nadie vendrá en tu rescate ni te servirá de apoyo para superar todos los desafíos (y serán muchos) que te vas a encontrar:
Familiarizarte con la moneda, un nuevo idioma, encontrar alojamiento, aclararte en el metro (si hay) o bus, encontrar buena comida, conocer gente nueva, y un largo etc.
Viajar a lugares nuevos y enfrentarte a estos desafíos te coloca en la zona de coraje, expandiendo así tu zona de confort, y, consecuencia de ello, creces como persona.

5. Estimulas y Desarrollas Tu Cerebro

En contra de lo que se creyó por mucho tiempo, el cerebro no es un órgano estático e inmutable. Va cambiando a lo largo de nuestra vida. A este proceso de cambio se le ha llamado neuroplasticidad o plasticidad neuronal.
De forma resumida, nuestras neuronas pueden aumentar o disminuir las conexiones con otras neuronas, y pueden conectar con neuronas nuevas con las que antes no conectaban, y dejar de estar conectadas con otras que sí lo estaban. E incluso se pueden formar nuevas neuronas, lo cual se conoce como neurogénesis.
La neuroplasticidad en nuestro cerebro ocurre básicamente en tres momentos: (1) cuando el cerebro está en desarrollo en la etapa prenatal y en la infancia; (2) en caso de daño cerebral, como mecanismo de adaptación para compensar funciones que se han perdido y/o para maximizar funciones que se tienen; y (3), la que más nos interesa aquí, el entorno en el que vivimos, nuestras acciones y cambios de comportamiento, el aprendizaje de cosas nuevas y las experiencias que tenemos.
Los numerosos estudios realizados sugieren que aquel aprendizaje que entraña un desafío puede llevar a desarrollar el tejido cerebral de una forma análoga a como el ejercicio desarrolla el tejido muscular.
Es decir, cuando aprendemos cosas nuevas que entrañan un desafío para nosotros o llevamos a cabo la práctica regular de actividades nuevas para nosotros, estamos entrenando el cerebro, dando lugar a la neuroplasticidad arriba comentada.
Por lo tanto, aprenderte las calles y hacerte un mapa mental de la ciudad en la que estás, aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento, hacer ejercicio, meditar, e incluso jugar a videojuegos, son algunas de las actividades que promueven la neuroplasticidad, estimulan nuestro cerebro e incluso dan formación a nuevas neuronas.
Los 3 elementos clave para entrenar y estimular el cerebro:
(1) Novedad.
(2) Variedad.
(3) Desafío.
Viajar cumple con los tres. Por ello, viajar es uno de los mejores ejercicios que puedes llevar a cabo para estimular tu cerebro.
Cuando viajas a otro lugar, idealmente otro país, a más distinto del tuyo en el que vives mejor, te ves inmerso en un nuevo entorno, diferente y desconocido para ti, lo cual te obliga a estar en un continuo proceso de solución de problemas y de superación de desafíos.
Es como un entrenamiento acelerado condensado en unos días, los que estés en ese lugar, o hasta que todo te resulte normal y conocido, es decir, hasta que deje de ser un desafío para ti.


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6. Ganas Confianza
Casi todos, por no decir todos, hemos tenido alguna vez problemas de confianza. Ello supone que dejemos escapar muchas oportunidades en la vida por miedo al rechazo o a no hacer bien y terminar lo que nos proponemos.
Tener poca confianza en uno mismo es un tema serio porque o bien te hace desistir de intentar cosas nuevas que merecen la pena, o bien te hace intentarlas con poca fe y convicción, lo cual irremediablemente lleva al fracaso.
Y entonces nos decimos: “Ves, ya lo sabía yo que me dirían que no… ya sabía yo que no podría hacerlo”.
La buena noticia para nosotros es que está en nuestra mano mejorar la confianza que nos tenemos. ¿Cómo?
Poniéndonos a prueba y superando obstáculos y desafíos.
No hace falta subir al Everest para ganar confianza. Con que superemos pequeños retos es suficiente para empezar a notar su efecto en nuestra confianza.
Cuando te propones algo y lo cumples tu confianza aumenta, por pequeño que sea el reto. Cuando encima lo has hecho bien y tú mismo y otros así lo reconocen, más aumenta tu confianza. La acumulación de esas victorias, pequeñas y grandes, darán forma a la confianza que te tienes.
Viajar es el perfecto ejercicio para trabajar tu confianza en ti mismo, porque encontrarás un camino lleno de retos y desafíos. Será una exposición controlada a diferentes pruebas que tendrás que afrontar y superar quieras o no, en especial si viajas solo.
Por ejemplo: comprar los billetes, buscar alojamiento, preparar la maleta, coger el avión, alquilarte un coche o bien desplazarte por metro, tren y/o bus a tu destino (en taxi no es lo mismo), buscar lugares donde comer y pedir la comida, entender el uso de la moneda, hablar en otro idioma, conocer gente nueva, etc.
Con el tiempo, y tras superar todas estas pruebas y retos, como no vas a confiar en ti mismo, sólo tendrás que mirar atrás y darte cuenta de todo lo que ya has hecho, sin ayuda de nadie.

7. Amplías Tu Perspectiva

Entrar en contacto con otras culturas y otras personas te permite conocer cómo otros viven, piensan y, en general, su visión de las cosas.
Ello amplía tu perspectiva, porque te das cuenta de que no hay una única forma de ver y hacer las cosas, y de que en otros lugares viven de forma diferente a como estás acostumbrado.
Todas esas novedades hacen que vuelvas distinto a como te fuiste. Ahora tienes una visión más amplia del mundo y de las cosas que forman la vida, y por ello puedes distanciarte más de tu realidad y de los hechos que acontecen en esta para valorarlos más objetivamente.

8. Aprendes Idiomas

Hoy en día dominar otros idiomas a parte del materno es casi obligado, en especial si es importante para tu progreso profesional o negocio, y no veo como no puede serlo.
En especial me estoy refiriendo al inglés, por ser el idioma, hoy por hoy, más utilizado para realizar negocios y transmitir conocimiento especializado, y para comunicaciones entre personas de distintas nacionalidades e idiomas.
Cuando viajas al extranjero, salvo que hablen el mismo idioma que tú o tú hables el suyo, no te va a quedar otra que expresarte en inglés. Sin importar si tu nivel es bueno o malo va a ser tu única salida para comunicarte. Bueno, eso y el uso de los signos y gestos, un lenguaje por si solo.
Claro, si viajas con otros y esos hablan mejor que tú el idioma del lugar o el inglés, lo más probable es que les dejes a ellos la responsabilidad de comunicarse por ti. Lamentablemente, al hacerlo así, estás desaprovechando una muy buena oportunidad de dominar tu uso de otro idioma, y de ponerte a prueba y expandir así tu zona de confort, cosas de las que ya he tratado arriba.
Viajar en una oportunidad de crecer, aprender y mejorar. No la desaproveches.

9. Te Hace Más Interesante

Viajar es una fuente inagotable de anécdotas e historias, que sin tú proponértelo aflorarán en tus conversaciones con otras personas.
Además, debido a la curiosidad natural del ser humano, todo aquello que hagas o digas relacionado con algo que otros no conocen y que aprendiste o experimentaste en el extranjero, será escuchado o visto con sumo interés por la otra persona.
No se trata de meter con calzador a cada rato tus historietas de tu último viaje. No hay nada peor que alguien que se hace el interesante sin serlo. Es algo que te saldrá de forma natural, pues estas vivencias ya forman parte de ti. Si viajas serás interesante sin proponértelo.

10. Conoces Gente Nueva

El ser humano es un animal social. Necesitamos entrar en contacto con otras personas. Una cosa es viajar solo y otra bien distinta estar solo todo el rato sin hablar con nadie.
Una de las cosas bonitas (y beneficiosas) de viajar es poder conocer a personas de otras culturas y mantener conversaciones sobre su visión de las cosas en general, o de cualquier tema que te interese conocer su opinión en particular. Pueden ser nativos del lugar u otros viajantes como tú.
Existen ciertos lugares que facilitan esos contactos. Por ejemplo, si atiendes a alguna clase o evento organizado (por ejemplo, una conferencia o quedada de emprendedores – encuéntralas aquí), las zonas comunes del hostal o de la residencia de estudiantes, algunos locales de copas o PUBs, etc.
La cuestión es poner de tu parte, ignorar la timidez y el miedo al rechazo e iniciar conversaciones. Que pase lo que tenga que pasar.
Tampoco te estoy diciendo que hagas una red de amigos íntimos por todo el mundo. Simplemente conocerlos durante tu estancia en el lugar. Si luego la cosa va a más y mantenéis contacto, pues mejor.

¿Por Qué Viajar?

Creo que ha quedado claro que viajar no sólo no es una pérdida de tiempo y dinero, sino una de las mejores inversiones que podemos hacer en nuestras vidas.
No hace falta tirar la casa por la venta para hacer un viajecito, aunque sea corto, de vez en cuando. Como digo, no tiene porque salir tan caro.
Además, míralo de esta forma: con el tiempo, cuando uno mira atrás, se valoran más las experiencias vividas que lo material acumulado.
Son las experiencias las que enriquecen la vida, no los bienes.

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Fuente:http://davidcantone.com/viajar/

viernes, 31 de marzo de 2017

¡Deja De Quejarte Por 7 Días!

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Hoy quisiera compartir con todos ustedes, un excelente ejercicio que recomiendan muchos profesionales del desarrollo personal. Se trata de dejar de quejarse por 7 días.
Quejarte, es lo peor que podrías hacer por tu salud, tu riqueza y por tu integridad como persona.
Porque?
Precisamente porque es en aquello que te enfocas, lo que se manifiesta en tu vida. Así, si mantienes quejándote de tu pobreza todo el tiempo… que será lo que vas a atraer a tu vida? pues más pobreza!!!
Piensa por un momento, que es aquello en lo que estás centrándote hoy? alguna vez has analizado tus pensamientos? son predominantes aquellos positivos? o negativos?
Cuando te quejas de tu situación (sea esta cual sea) lo único que estás logrando, es atraer a tu vida, la desgracia.
Te has fijado alguna vez en que los que se quejan todo el tiempo por lo regular tienen una vida dura? Parece que todo lo podrían hacer mal, efectivamente les sale mal.
Algunos dicen… por supuesto que me quejo! mira la porquería de vida que tengo!!!.
Pero como ya sabes, el verdadero motivo de vivir una vida así, es el enfocarse en la desgracia. Y que mejor manera que enfocarse en la desgracia que mantener quejándose de todo.
Pero.. como puedo lograr dejar de quejarme durante 7 días? es realmente sencillo?
O por el contrario, es un verdadero reto…
Lo cierto, es que uno sin saberlo, se queja varias veces al día, de diferentes cosas, personas, situaciones, resultados, hechos, ideas… etc
Y para logar controlar (evitar) las quejas diarias , deberás analizarte en todo momento. Y ya sé que es una tarea un poco difícil, pero te aseguro que realmente vale la pena!
Una tarea adicional que deberás llevar a cabo, será la de intentar alejarte de personas quejumbrosas. Incluso si esto es bien difícil (para mí lo es) al menos vale la pena que te hagas el de la vista gorda cuando los escuches quejarse.
Al principio te encontrarás quejándote en diferentes instantes. Para lo cual, recomiendo que lleves la cuenta de las veces que te quejas al día. Te aseguro que te sorprenderás.
Idealmente, este numero tendrá que ir disminuyendo a medida que transcurren estos 7 días, y un escenario óptimo, sería uno en el cual puedas detectar una queja antes de lanzarla, ya sea en voz alta, o en tus pensamientos.
Finalmente el resultado será grandioso, pues nuestras quejas son uno de los factores principales del fracaso, y eliminando uno de los factores que no nos permiten lograr el éxito, llegaremos mucho más fácil y rápido a el.
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Fuente: http://www.sebascelis.com/deja-de-quejarte-por-7-dias/

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