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viernes, 14 de abril de 2017

¿Cómo salir de tu zona de confort? 7 claves para lograrlo

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Si estás estancado en una vida gris, es posible que vivas en una burbuja llamada "zona de confort".

A grandes rasgos, la zona de confort es un estado mental que no permite el crecimiento personal y todos aquellos fenómenos vinculados con el aprendizaje de conductas que nos hacen lograr un alto grado de satisfacción con el modo en el que se vive la vida.
Aunque esta zona de confort pueda parecer agradable (ya que nos permite seguir siempre con el "piloto automático" puesto), no es un lugar suficientemente estimulante y a la larga no salir de ella puede hacer que nos sintamos vacíos y se caiga en la apatía o en ciertas dinámicas de comportamiento relacionadas con la depresión. 
Entre tú y yo… ¿qué es lo que te mantiene ahí anclado? Seguro que has deseado dar un paso al frente, ser valiente y comerte el mundo, pero no lo has hecho. Puedes estar sufriendo pero no mueves un dedo porque estás en tu zona de confort. Si te da miedo y te produce ansiedad abandonar el pasado para luchar por lo que siempre has soñado, no seas tan duro contigo mismo y sal de la zona de confort. ¡Verás que un mundo nuevo e ilusionante te espera!

Motivos por los que debes salir de tu zona de confort

¿Quieres más motivos para abandonar la rutina gris y salir ahí fuera a perseguir tus sueños? Aquí te dejo seis motivos por los que deberías plantearte salir de la zona de confort.

1. Te hará más fuerte como persona

Es posible que salir de la zona de confort te asuste o te produzca ansiedad, pero plántale cara al miedo y verás que no era para tanto. Sentir inseguridad es algo natural e incluso nos advierte de que no será fácil el camino. Pero cuando el miedo te inmoviliza, entonces se convierte en un problema que no te va a dejar desarrollar tu verdadero potencial. Empieza reconociendo que te asusta el futuro incierto, pero adopta una mentalidad positiva al respecto.
Permítete caer de vez en cuando y míralo como una parte más del crecimiento como persona. Si sales de la zona de confort y disfrutarás del aprendizaje, con el tiempo podrás mirar atrás y sentirte orgulloso de ti mismo. Tu desarrollo personal empieza aquí, así que piensa en eso que te motiva, ¿realmente no merece la pena dar un pasito al frente y luchar por tus sueños?

2. Te hará ser más creativo

Salir de la zona de confort estimula la creatividad al conocer nuevas posibilidades y romper con lo que es rutinario. Un estudio publicado en Applied Cognitive Psychology (2012) demostró que los estudiantes que pasaron un semestre fuera de su país tuvieron puntuaciones más altas en dos pruebas de creatividad que aquellos sujetos que no habían estudiado fuera.
Por otro lado, otro estudio reveló que el rasgo de personalidad de “apertura de a la experiencia”, uno de los 5 grandeses el mejor predictor de logro creativo. Este rasgo de personalidad es característico de los individuos que suelen asumir riesgos, que se desafían a sí mismos o que prueban cosas nuevas constantemente.

3. Te permitirá ganar autoconfianza

Salir de la zona de confort y dar los pasos necesarios para conseguir tus objetivos va a tener efectos positivos en tus creencias de autoeficacia (o autoconfianza), es decir, en la percepción que tienes sobre si serás capaz de alcanzar tus metas. Este concepto lo introdujo el canadiense Albert Bandura, uno de los psicólogos más reconocidos y que elaboró la Teoría del Aprendizaje Social: que explica la regulación de la motivación y la acción humana.
Por tanto, salir de la zona de confort y ponerte a prueba te hará ver con tus propios ojos que dominas ciertas habilidades que te van a permitir salir airoso de situaciones que pueden parecer complicadas a priori. Una percepción de autoeficacia positiva está asociada a pensamientos y aspiraciones positivas acerca de una conducta exitosa, menor estrés, ansiedad y percepción de amenaza, junto con una adecuada planificación del curso de acción y anticipación de buenos resultados.

4. Te ayudará a seguir con tu desarrollo personal

De jóvenes somos más propensos a arriesgarnos, pero a medida que nos hacemos mayores aprendemos a temer al fracaso, pudiendo llegar a la indefensión aprendida y a la paralización (¿conoces la "parálisis del análisis"?). Esto puede suponer un coste emocional serio si no cambiamos la manera de pensar, pues puede ser un impedimento para seguir con nuestra transformación hacia un mayor bienestar.
En su libro “Auto-renovación”, el escritor John Gardner afirma: “Pagamos un precio muy alto por nuestros fracasos y es un obstáculo enorme en nuestro crecimiento. Esto provoca que nuestra personalidad no se desarrolle y no permite la exploración y la experimentación. No hay aprendizaje sin algo de dificultad. Si quieres seguir creciendo, debes superar el miedo al fracaso”.

5. Conocerás a gente nueva y vivirás nuevas experiencias gratificantes

Salir de la zona de confort te permite tener nuevas experiencias, hacer actividades que no estaban dentro de tu agenda y conocer a gente nueva. Esto te va a permitir tener una vida más placentera y te va a permitir hacer nuevas amistades. Incluso puede que conozcas al amor de tu vida por salir de la zona de confort.
6. Los nuevos retos pueden hacerte envejecer mejor
Un estudio llevado a cabo en 2013 encontró que aprender nuevas habilidades mientras se mantiene una red social fuerte nos ayuda a conservar una buena agudeza mental a medida que envejecemos.
La directora del estudio Denise Park, investigadora de la Universidad de Texas en Estados Unidos concluyó: “Parece ser que salir a realizar actividades no es suficiente. Es importante salir y realizar actividades que no sean familiares y que sean mentalmente desafiantes, pues proporcionan una gran estimulación tanto a nivel mental como social. Cuando estas dentro de la zona de confort es posible que estés fuera de la zona de mejora”. 

Algunas recomendaciones para lograrlo

Desde luego, es muy fácil decirlo pero bastante más complicado hacerlo. Sin embargo, y aunque salir de la zona de confort sea complicado por la propia definición de este concepto, no es misión imposible. Si necesitas algo de ayuda o claves para salir de la zona de confort, puedes seguir estas pautas de comportamiento.

1. Desafíate y rinde al máximo

Salir de la zona de confort es un aspecto importante en el crecimiento personal, pues es no es posible pensar que llegaremos al lugar que queremos llegar haciendo lo justo y necesario y estando inmersos en la misma rutina de siempre.
Alcanzar nuevas cimas supone el riesgo de hacer cosas que no se nos dan tan bien o que nos provocan cierto miedo o inseguridad (al menos al principio). Según un estudio llevado a cabo por un grupo de psicólogos, un poco de ansiedad puede ser positivo para mejorar nuestro rendimiento y nos permite seguir creciendo profesionalmente. Por tanto, convierte esas situaciones que te provocan ansiedad en situaciones estimulantes y que nadie te pare los pies. No le llames nervios o inseguridad, llámale "emoción".

2. Piensa en tu estilo de hacer las cosas... y actúa en el sentido opuesto

Busca las situaciones que puedan obligarte a salir de tu zona de confort. Experimenta con estilos de baile que nunca asociarías con tu manera de ser, involúcrate en proyectos creativos que te fuercen a pensar de manera diferente,  para experimentar contextos desafiantes a los que adaptarte. Si te propones gestionar estos cambios, y estos no son excesivamente extremos, esto hará que te vuelvas más flexible y asumas mejor la variabilidad y los cambios.

3. Busca cambios materiales en las cosas que te rodean

Para hacer cosas nuevas a las que no se está acostumbrado, nada como exponerse a ambientes nuevos. Físicamente novedosos, literalmente. La clave está en proponerte el objetivo de exponerte a situaciones novedosas haciendo que los espacios en los que te encuentras sean otros. Anímate a cambiar tu manera de vestir o la decoración de tu casa, muévete por entornos distintos y, por supuesto, viaja todo lo que puedas o incluso vete a vivir a otro lugar, aunque sea durante un tiempo. Esto conseguirá en ti un efecto similar al del consejo anterior, sólo que en este caso, en vez de variar las situaciones cuyo significado no asociarías con tu persona, harás lo mismo con espacios físicos.

4. Anticipa todas las excusas que te vas a poner

Sé consciente de que, cuando te fijes metas que te resulten incómodas dentro de tu zona de confort, inconscientemente vas a estar buscando un montón de excusas para no hacerlo. Juzga estas excusas como lo que son: invenciones cuyo único objetivo es racionalizar la aceptación de la comodidad.

5. Exponte más a conocer gente nueva

¿No te gusta hablar con la gente? Oblígate a hacerlo, aunque el cuerpo no te lo pida. No hace falta que el diálogo sea perfecto, ni que las personas se lleven la mejor imagen de ti. Actuando con naturalidad todo fluirá como debe, y será divertido comprobar con qué facilidad pueden funcionar las interacciones con los demás si no se piensa muy bien lo que es está diciendo.

6. Haz que tus amigos y familia cooperen

Si las personas de tu entorno cercano saben que quieres salir de tu zona de confort, te ayudarán a lograrlo y quizás te preparan alguna "sorpresa". Del mismo modo, cuando tomes la iniciativa y emprendas proyectos nuevos y excitantes, te apoyarán y, probablemente, te mostrarán signos de apoyo o admiración, lo cual te servirá como refuerzo.

7. Dale una oportunidad a tu faceta espiritual

¿Conoces los beneficios de la meditación o de la filosofía Mindfulness? Hay hábitos que consiguen mejorar nuestro estado de ánimo y nos liberan de muchas creencias que nos anclan en nuestra zona de confort. Desarrollar un yo espiritual es una de las maneras más prácticas de conseguir un bienestar emocional capaz de acabar con la vida rutinaria. Puedes empezar por leer esta recopilación de frases budistas, tal vez te inspiran.

Referencias bibliográficas:

  • Cajina Heinzkill, G. (2013). Rompe con tu zona de confort: 52 propuestas para tomar las riendas de tu vida. Ediciones Oniro.
  • Hemmi, M. (2013). ¿Te atreves a soñar?: Ponle fecha de caducidad a tu sueño y sal de tu zona de confort. Ediciones Paidós.
Fuente :https://psicologiaymente.net/coach/salir-zona-de-confort-claves#!

lunes, 3 de abril de 2017

Siete desagradables errores de higiene personal que cometemos a diario

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Quizás no sabías que al tirar de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros. ¿Está el cepillo de dientes suficientemente lejos?

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En las sociedades contemporáneas aprendemos desde pequeños una serie de hábitos de higiene personal que cumplimos a rajatabla el resto de nuestra vida. Nos lavamos las manos antes de cocinar y después de ir al baño, nos cepillamos los dientes antes de acostarnos y tenemos como (buena) costumbre tirar de la cadena. Pero no siempre fue así.
La higiene personal sólo empezó a preocuparnos en la segunda mitad del siglo XIX y su promoción por parte de las autoridades fue toda una revolución. La humanidad –o más bien, Luis Pasteur, que estudió el origen de las enfermedades infecciosas– descubrió que las malas condiciones de higiene, que empezaron a ser preocupantes a medida que crecían las ciudades, eran culpables de gran parte de las enfermedades, que podían evitarse con el sencillo hábito de lavarse las manos.
Desde entonces, la higiene ha pasado de ser un capricho a ser una obsesión. Cada vez nuestro aseo es más insistente, pero como dice un refrán que parecemos haber olvidado: “no es más limpio el que mucho se lava sino el que poco se ensucia”. En ocasiones el exceso de limpieza puede ser contraproducente para la higiene en conjunto, otras veces, sencillamente, nos olvidamos de ciertas cuestiones: nos lavamos las manos diez veces al día pero nos importa poco lo que se esconde en nuestro oído o nuestro ombligo.
Estas son siete costumbres bastante extendidas que ponen en peligro nuestra salud a diario y que solemos pasar por alto.

1. Lavar la ropa en frío y tender en el interior

No hace tanto tiempo era costumbre generalizada hacer coladas distintas con la ropa blanca y de color para que, al lavar con agua caliente, no se mezclaran los colores. De un tiempo a esta parte, en cada vez más casas (por falta de tiempo o porque descuidamos más el cuidado del hogar), es habitual mezclar todo tipo de prendas: algo que solo puede hacerse sin miedo a arruinar nuestra ropa utilizando agua fría.
Cada vez menos gente utiliza programas de lavadora de más de 60 grados centígrados, la única temperatura a partir de la cual la ropa quede libre de gérmenes. En cada calzoncillo o cada braga hay, como poco, una décima de gramo de heces. Según explicó Charles Gerba, profesor de microbiología de la universidad de Arizona, a ABC News, “si pones una lavadora sólo de ropa interior se liberarán 100 millones de E.coli en el agua, y estas pueden trasmitirse a la próxima colada”. Da igual el detergente que utilicemos: este tipo de bacterias sólo se eliminan si se utiliza agua caliente y tendemos la ropa al sol, algo en lo que, de nuevo, solemos fallar.
Pero lo peor de lo peor, el error definitivo que puede acabar con toda nuestra ropa, es dejar la colada en la lavadora sin tender durante todo un día: la humedad hace que las bacterias se multipliquen, la ropa se pudra y su olor (tan característico de los pisos de estudiantes) se extienda toda la casa. El horror.

2. Acumular cacharros en la pila de la cocina

Todos sabemos que no es muy limpio dejar los platos sin lavar en la pila, pero es un descuido que solemos tolerar cuando nos puede la pereza. Lo que no sabemos es que la pila de la cocina puede llegar a acumular 500.000 bacterias por metro cuadrado y, si somos de acumular vajilla, convertiremos el fregadero en el lugar más sucio de nuestra casa, por encima del váter. Aunque la mayoría de la gente toma medidas para desinfectar sus inodoros, pocos tienen las mismas preocupaciones por su fregadero, en el que suelen acumularse todo tipo de bacterias como la E.Coli o la Salmonella.
Pila sucia. (Corbis)

3. Abusar del jabón

Los dermatólogos coinciden al señalar que no debemos abusar del uso del jabón sobre nuestra piel. En España, sobre todo en verano, hay muchas personas que se duchan, incluso, más de una vez al día, algo que puede acabar siendo dañino. El jabón es, por definición, un disolvente de la grasa y, si lo utilizamos con demasiada frecuencia, nuestra piel perderá el manto graso que la protege.
Mención aparte merece la utilización del jabón antibacteriano, que se popularizó enormemente tras la propagación mundial de la gripe aviar entre 2004 y 2006. Este tipo de jabones, muy habituales en forma de gel para manos, suelen incluir triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida sobre el que pesan serias dudas sanitarias desde que se demostrara su carácter de disruptor endocrino en animales. 

4. No bajar la tapa del inodoro cuando tiras de la cadena

Dejar abierta la tapa del váter es otro descuido habitual (y enormemente tolerado) en hogares y aseos públicos. Y el asunto es preocupante teniendo en cuenta que, cuando tiramos de la cadena, los gérmenes fecales se reparten por la estancia como si rociáramos un aerosol de heces por el baño. Y sí, las bacterías llegan hasta nuestros cepillos de dientes, tal como comprobaron los populares cazadores de mitos, Jamie Hyneman y Adam Savage, en uno de sus programas de televisión. 
Según explicó a The Atlantic Charles Gerba, uno de los mayores expertos del mundo en lo que a brechas higiénicas se refiere, si la tapa del inodoro está abierta cuando tiramos de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros a todas las direcciones, así que es mejor que coloquemos nuestros cepillos algo más lejos.

5. Confiar en los secadores de manos

Por suerte la popularización de los secadores de manos se ha limitado a gasolineras, restaurantes y bares de copas. Sus ventajas son claras: evitan la acumulación de toallitas de papel en las papeleras. Pero sus inconvenientes ganan por goleada: gastan electricidad, secan peor y, lo que es más importante, son menos higiénicas. Según un estudio de la Universidad de Westminter, las tradicionales toallas de papel son mucho más eficaces, ya que secan nuestras manos mucho más rápido y evitan la acumulación de bacterias: los secamanos de aire de alta velocidad incrementan su presencia en un 42% y los de aire caliente en un 254%. Además, el chorro de aire puede llevar las bacterias hasta a 2 metros del lugar donde se encuentra el aparato esparciéndolas por todo el cuarto de baño. Al margen de esto, son pocos los que secan sus manos eficazmente con estos aparatos. No nos engañemos: hasta el santo Job se aburriría secando sus manos en los dichosos aparatos, que abandonamos siempre con las manos húmedas hartos de su calamitosa ineficiencia.
Secador de manos. (Daniel Lobo)

6. “Rescatar” la comida que se cae al suelo

Cuando se nos cae algo de comida al suelo, a no ser que la vianda en cuestión sea muy pringosa, muchos tenemos la tentación de soplar un poco y llevárnoslo de nuevo a la boca. Parece que si rescatamos la comida del suelo a toda velocidad los gérmenes no harán mella pero, según un estudio de la Universidad Clemson, el 99% de las bacterias se trasmiten a la comida inmediatamente en cuanto esta toca el suelo. Patógenos como la salmonella tienen capacidad de sobrevivir en superficies secas hasta cuatro semanas y de transferirse a los alimentos con el contacto inmediato.

7. No tratar debidamente las lentillas

El uso prolongado de las lentes de contacto requiere unas pautas de limpieza que muchos descuidan. Si las lentillas no se desinfectan se puede llegar a sufrir una queratitis bacteriana, infección de la córnea que suele incrementarse en los meses de verano, cuando nos bañamos con las lentes puestas en piscinas tratadas con cloro y productos químicos.
Si se quiere evitar la formación de hongos y bacterias en la superficie de las lentillas estas deben limpiarse, aclararse y desinfectarse debidamente. Para ello debemos lavarnos las manos antes de manipularlas, usar líquido limpiador (nunca agua corriente) y renovar este en cada uso, un paso que muchos se saltan y que puede acabar haciendo que el estuche donde se guarden las lentillas se contamine. 

Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-15/siete-desagradables-errores-de-higiene-personal-que-cometemos-a-diario_53408/

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