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miércoles, 19 de abril de 2017

LIMITES COMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A SER RESPONSABLES.

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  1. Asignación de tareas y deberes.
Averiguar si el niño entiende las expectativas (haciéndolas  repetir o guiándole  mientras las cumple).
Establecer  claramente  los límites de tiempo  razonables para  realizar las tareas. Explicar las consecuencias de no  hacer las cosas. Sin remordimientos  y sin hacer sufrir al niño. La coherencia es más importante  que la severidad.
Si los padres manifiestas  desagrado ante las tareas   los niños también lo asociaran a  sentimientos desagradables.
Equiparar  las responsabilidades  entre todos los miembros  teniendo en cuenta la edad y las habilidades.

Ø      Para evitar olvidos en los niños:
 Escriba las tareas y responsabilidades  y colóquelas en un lugar visible.
No recuerde permanentemente a los niños lo que tienen que hacer  una vez que está seguro  de que le han escuchado y entendido.
Establezca costumbres lo más regulares posibles.
No le dé miedo castigar a un niño que ya tiene la costumbre de realizar una tarea cuando se le olvida.
Ø      Como se  escabullen los niños de la responsabilidad.
Si el adulto cree  que es responsable  de recordarle al niño  una tarea entonces  el niño no es el responsable  de acometer la tarea sino el padre.
Los niños pueden  revolverse contra los adultos   por no trasmitir  las cosas claramente. Para evitarlo hacerle  al niño repetir la instrucción  y que diga  si hay algo  que no comprende.
Pueden echar  la culpa a otros criticando  el carácter del adulto.
Eluden las responsabilidades  señalando la debilidad de los padres.
Ø      Un niño es responsable si :
Realiza las tareas normalmente  sin que haya que recordárselo en cada momento.
Puede razonar lo que hace.
No echa la culpa a los demás sistemáticamente.
Es capaz de escoger entre   diferentes alternativas.
Puede jugar y trabajar a solas sin angustia.
Puede tomar decisiones  que difieran  de las que los otros toman en el grupo en que se mueve (amigos, familia, pandilla).
Posee diferentes  objetivos e intereses  que pueden absorber su atención.
 Respeta y reconoce  los límites  impuestos  por los padres  sin discusiones inútiles y gratuitas.
Puede concentrar su atención  en tareas complicadas  durante  cierto tiempo, sin llegar a situaciones de frustración.
Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.
Reconoce  sus errores  sin necesidad   de alambicados  racionalizaciones.

  1. Ponga normas a cumplir
Redacción en un cartel con todas las reglas.
Participar ambos padres  en la explicación  de las reglas al niño.
Dejar decidir  a los niños sobre algunos aspectos, los niños  no necesitan ni  deben controlarlo todo pero si algunos aspectos  como: con qué jugar en el baño, qué ropa quieren ponerse, qué quieren de merienda, qué libro quieren que se les lea...
Dejar clara las consecuencias de no cumplir una regla.
Poner consecuencias no es amenazar: si no  te pones a hacer los deberes no acabaras para la hora de tu programa favorito y entonces no podrás verlo.

  1. Como  tratar de que los niños no hieran nuestro amor propio.
Comunicación clara y coherente, haciéndoles entender  las expectativas y exigencias de los adultos.
Afrontar el mal comportamiento  de manera directa y razonable
Hablar a los niños de los sentimientos propios y ajenos, expresando cuando se sientan heridos
Expresar  los agravios  de los hijos   y no crear resentimientos:

Ø      Describir lo que ocurre en vez de echarles la  culpa. Decir: ”cuando estas tanto tiempo hablando  por teléfono no puedo recibir llamadas”  en vez de: “ lo único que te interesa son tus amigos y tú mismo”.
Ø      Ser claro  exponiendo el comportamiento que  molesta  en lugar de etiquetar o calificar  el carácter o la personalidad  de sus hijos.
Ø      Sea responsable de sus propios sentimientos  en lugar de hacerlos recaer  sobre sus hijos. “Me molesta  que me hables en ese tono de voz” en vez de “me molestas mucho cuando discutes”
Ø      Invite a su hijo a contribuir  para resolver las dificultades: “ ¿qué crees que podríamos hacer para que tu cuarto estuviera limpio?” en vez de: ”como no limpies tu cuarto, seguirás recibiendo  castigos todo el tiempo que haga falta” .

Para los niños puede ser ventajoso  el resentimiento de los padres, puesto que el sentimiento de culpa  hace que pierdan coherencia  a la hora de hacer cumplir las normas.
Si los padres de vez en cuando dan prioridad a la agenda de los niños, pueden contribuir  a que el niño comprenda  que a veces tendrá  que posponer sus satisfacciones  para acomodarse a los derechos de los demás. Pero también es importante  no postergar sus propios  placeres personales  para acomodarse a los deseos de sus hijos, es importante que  éstos crezcan  sabiendo que sus planes  no siempre  han de tener la máxima prioridad.

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  1. Reglas para no malcriar:
Ø      Normas claras
Ø      Clarificar lo que se espera.
Ø      Establecer las consecuencias de trasgredir las normas.
Ø      Utilizar tareas y obligaciones para mantener  el hogar de manera adecuada  ayuda a crear responsabilidades.
Especificar el Cómo, Cuándo  y Quién debe hacer cada tarea. Al entender esto el niño desarrolla  las habilidades y esquemas mentales  para hacer distintas cosas, desarrollando su capacidad de organización  y a manejar sus propios recursos.
Aprender como se hace una tarea, paso a paso, ayuda al niño a aplicar esos mismos principios  en su trabajos y en sus juegos.
Ø      Ser coherentes
La aplicación  coherente de una norma, con un suave castigo para trasgredir, tiene sobre el niño más efecto  a largo plazo que una actitud  incoherente y un castigo severo.
Cuando  un adulto se compromete a hacer algo o amenaza con seguir  ciertos procedimientos y luego no los hace, comunica claramente al niño  que no es necesario cumplir los  compromisos adquiridos.
Atención a la aplicación  coherente de una mala norma  porque creará  resentimiento y cólera  en el niño y en el adulto.
Ø      No ser arbitrario
Esto significa  hacer algo  diferente de lo que  se ha dicho que se haría o hacer algo  sobre lo que  no se había advertido  al niño y que este no se esperaba.
Por eso los padres  han  de aclarar  lo que quieren. Comunicar   estas expectativas  de forma sencilla y directa.
Concretar cuales son las consecuencias, si el niño actúa  en consecuencia o no, con esas expectativas.
Sin esta clarificación previa es inevitable  una acción arbitraria.
La previsión de las cosas que pueden ocurrir en una situación determinada  puede ayudar a los padres a actuar  de una manera coherente y predecible.
Actuar de manera arbitraría hará que el niño  tienda a ser  demasiado cauteloso  e indeciso.
Para no ser arbitrario es muy importante ponerse de acuerdo entre los padres .

Muchas veces los padres mientras están ocupados tienen que decidir  sobre algo que quiere el niño, en estos momentos muchos padres actúan arbitrariamente. En estos casos es mejor posponer ”vuelve dentro de diez minutos  para contármelo otra vez que ahora   estoy ocupada”.
Hay que enseñar a no interrumpir cuando los adultos están ocupados. Si los adultos les enseñan de modo coherente su necesidad de disponer de intimidad y después cumplen  sus promesas de discutir las cosas más adelante, los niños aprenderán que no interrumpir puede ser incluso ventajoso. Es adecuado establecer la norma de  que no se puede interrumpir cuando  se está hablando por teléfono, dejando claro la consecuencia  cuando el niño interrumpe y concretando cuándo y cómo se estudiará el problema que plantea el niño.
Los padres actúan arbitrariamente alguna vez y eso no  es necesariamente malo, siempre que no sea la norma habitual de  tratar a los niños. En estos casos es bueno disculparse.
Ø      Dar recompensas por ser responsable.
Trabajar para obtener recompensas es una forma en que los niños desarrollan  una orientación hacia determinados objetivos. Las recompensas concretas ayudan a establecer a los niños objetivos concretos.

  1. Ayudar Al niño a  tomar decisiones.
Ø      Problema
¿Cuál es?  ¿Qué desearía  cambiar?
Centrar la atención  del niño en lo que ve, oye  y en  los sentimientos que le provocan la  situación.
Ayudarle a definir  sus sentimientos  le ayuda a tomar decisiones.
El niño necesita  describir  sus sentimientos  y no conformarle con expresarlos.
No dar consejos en esta fase.
Ø      Búsqueda  de alternativas
Aquí si podemos  dar consejos  para buscar  alternativas.  Conviene no criticar las ideas del niño  hasta que no se hayan propuesto varias alternativas.
Los adultos tampoco deben ser  excesivamente críticos  consigo mismos hasta  que el niño   no los haya escuchado.

Ø      Cuál es la mejor solución.
La que ofrece las mínimas  consecuencias negativas    y las  máximas  positivas es la mejor solución.
Los adultos no potencian  la toma de decisiones  si exigen al niño que cada decisión  que tome sea la buena, sino si se aseguran de que es consciente  de estar tomando una decisión
Ø      ¿Cuál ha sido el resultado?
Si la decisión no tiene resultados  positivos es de gran ayuda  revisar otra vez las alternativas   y analizar lo que ha salido mal.
La pregunta fundamental es ¿qué es lo que ha ido mal? ¿Qué es lo que he hecho mal?

Es importante proporcionar al niño  pequeñas disyuntivas que resolver. Aunque hay
que protegerle  del daño excesivo  que pueden provocar  las decisiones que se tomen.

Por último  la estabilidad psíquica de los niños  puede sufrir daño si:

Hay descargas emocionales excesivas. Para hacer  cumplir un castigo no hace falta mostrar cólera.
Incoherencia elevada.
Exigencias no claras.
Padres angustiados.
Solo castigan, no premian el buen comportamiento.

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Relación entre disciplina parental  y conducta social

Los padres que emplean técnicas asertivas  y de poder físico (ordenes y castigos)  provocan  hijos que  pueden tener  dificultades en las relaciones sociales.

Estilos punitivos y exigentes. Comportamientos dominantes en los hijos.
Técnicas inductivas (razonamiento reflexión) provocan conductas prosociales en los hijos.

Disciplina coercitiva  e inconsistente  provoca conductas antisocial.

Fuente:http://ficus.pntic.mec.es/spea0011/ptsc/lphj.htm

lunes, 3 de abril de 2017

Siete desagradables errores de higiene personal que cometemos a diario

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Quizás no sabías que al tirar de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros. ¿Está el cepillo de dientes suficientemente lejos?

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En las sociedades contemporáneas aprendemos desde pequeños una serie de hábitos de higiene personal que cumplimos a rajatabla el resto de nuestra vida. Nos lavamos las manos antes de cocinar y después de ir al baño, nos cepillamos los dientes antes de acostarnos y tenemos como (buena) costumbre tirar de la cadena. Pero no siempre fue así.
La higiene personal sólo empezó a preocuparnos en la segunda mitad del siglo XIX y su promoción por parte de las autoridades fue toda una revolución. La humanidad –o más bien, Luis Pasteur, que estudió el origen de las enfermedades infecciosas– descubrió que las malas condiciones de higiene, que empezaron a ser preocupantes a medida que crecían las ciudades, eran culpables de gran parte de las enfermedades, que podían evitarse con el sencillo hábito de lavarse las manos.
Desde entonces, la higiene ha pasado de ser un capricho a ser una obsesión. Cada vez nuestro aseo es más insistente, pero como dice un refrán que parecemos haber olvidado: “no es más limpio el que mucho se lava sino el que poco se ensucia”. En ocasiones el exceso de limpieza puede ser contraproducente para la higiene en conjunto, otras veces, sencillamente, nos olvidamos de ciertas cuestiones: nos lavamos las manos diez veces al día pero nos importa poco lo que se esconde en nuestro oído o nuestro ombligo.
Estas son siete costumbres bastante extendidas que ponen en peligro nuestra salud a diario y que solemos pasar por alto.

1. Lavar la ropa en frío y tender en el interior

No hace tanto tiempo era costumbre generalizada hacer coladas distintas con la ropa blanca y de color para que, al lavar con agua caliente, no se mezclaran los colores. De un tiempo a esta parte, en cada vez más casas (por falta de tiempo o porque descuidamos más el cuidado del hogar), es habitual mezclar todo tipo de prendas: algo que solo puede hacerse sin miedo a arruinar nuestra ropa utilizando agua fría.
Cada vez menos gente utiliza programas de lavadora de más de 60 grados centígrados, la única temperatura a partir de la cual la ropa quede libre de gérmenes. En cada calzoncillo o cada braga hay, como poco, una décima de gramo de heces. Según explicó Charles Gerba, profesor de microbiología de la universidad de Arizona, a ABC News, “si pones una lavadora sólo de ropa interior se liberarán 100 millones de E.coli en el agua, y estas pueden trasmitirse a la próxima colada”. Da igual el detergente que utilicemos: este tipo de bacterias sólo se eliminan si se utiliza agua caliente y tendemos la ropa al sol, algo en lo que, de nuevo, solemos fallar.
Pero lo peor de lo peor, el error definitivo que puede acabar con toda nuestra ropa, es dejar la colada en la lavadora sin tender durante todo un día: la humedad hace que las bacterias se multipliquen, la ropa se pudra y su olor (tan característico de los pisos de estudiantes) se extienda toda la casa. El horror.

2. Acumular cacharros en la pila de la cocina

Todos sabemos que no es muy limpio dejar los platos sin lavar en la pila, pero es un descuido que solemos tolerar cuando nos puede la pereza. Lo que no sabemos es que la pila de la cocina puede llegar a acumular 500.000 bacterias por metro cuadrado y, si somos de acumular vajilla, convertiremos el fregadero en el lugar más sucio de nuestra casa, por encima del váter. Aunque la mayoría de la gente toma medidas para desinfectar sus inodoros, pocos tienen las mismas preocupaciones por su fregadero, en el que suelen acumularse todo tipo de bacterias como la E.Coli o la Salmonella.
Pila sucia. (Corbis)

3. Abusar del jabón

Los dermatólogos coinciden al señalar que no debemos abusar del uso del jabón sobre nuestra piel. En España, sobre todo en verano, hay muchas personas que se duchan, incluso, más de una vez al día, algo que puede acabar siendo dañino. El jabón es, por definición, un disolvente de la grasa y, si lo utilizamos con demasiada frecuencia, nuestra piel perderá el manto graso que la protege.
Mención aparte merece la utilización del jabón antibacteriano, que se popularizó enormemente tras la propagación mundial de la gripe aviar entre 2004 y 2006. Este tipo de jabones, muy habituales en forma de gel para manos, suelen incluir triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida sobre el que pesan serias dudas sanitarias desde que se demostrara su carácter de disruptor endocrino en animales. 

4. No bajar la tapa del inodoro cuando tiras de la cadena

Dejar abierta la tapa del váter es otro descuido habitual (y enormemente tolerado) en hogares y aseos públicos. Y el asunto es preocupante teniendo en cuenta que, cuando tiramos de la cadena, los gérmenes fecales se reparten por la estancia como si rociáramos un aerosol de heces por el baño. Y sí, las bacterías llegan hasta nuestros cepillos de dientes, tal como comprobaron los populares cazadores de mitos, Jamie Hyneman y Adam Savage, en uno de sus programas de televisión. 
Según explicó a The Atlantic Charles Gerba, uno de los mayores expertos del mundo en lo que a brechas higiénicas se refiere, si la tapa del inodoro está abierta cuando tiramos de la cadena los gérmenes fecales se desplazan casi dos metros a todas las direcciones, así que es mejor que coloquemos nuestros cepillos algo más lejos.

5. Confiar en los secadores de manos

Por suerte la popularización de los secadores de manos se ha limitado a gasolineras, restaurantes y bares de copas. Sus ventajas son claras: evitan la acumulación de toallitas de papel en las papeleras. Pero sus inconvenientes ganan por goleada: gastan electricidad, secan peor y, lo que es más importante, son menos higiénicas. Según un estudio de la Universidad de Westminter, las tradicionales toallas de papel son mucho más eficaces, ya que secan nuestras manos mucho más rápido y evitan la acumulación de bacterias: los secamanos de aire de alta velocidad incrementan su presencia en un 42% y los de aire caliente en un 254%. Además, el chorro de aire puede llevar las bacterias hasta a 2 metros del lugar donde se encuentra el aparato esparciéndolas por todo el cuarto de baño. Al margen de esto, son pocos los que secan sus manos eficazmente con estos aparatos. No nos engañemos: hasta el santo Job se aburriría secando sus manos en los dichosos aparatos, que abandonamos siempre con las manos húmedas hartos de su calamitosa ineficiencia.
Secador de manos. (Daniel Lobo)

6. “Rescatar” la comida que se cae al suelo

Cuando se nos cae algo de comida al suelo, a no ser que la vianda en cuestión sea muy pringosa, muchos tenemos la tentación de soplar un poco y llevárnoslo de nuevo a la boca. Parece que si rescatamos la comida del suelo a toda velocidad los gérmenes no harán mella pero, según un estudio de la Universidad Clemson, el 99% de las bacterias se trasmiten a la comida inmediatamente en cuanto esta toca el suelo. Patógenos como la salmonella tienen capacidad de sobrevivir en superficies secas hasta cuatro semanas y de transferirse a los alimentos con el contacto inmediato.

7. No tratar debidamente las lentillas

El uso prolongado de las lentes de contacto requiere unas pautas de limpieza que muchos descuidan. Si las lentillas no se desinfectan se puede llegar a sufrir una queratitis bacteriana, infección de la córnea que suele incrementarse en los meses de verano, cuando nos bañamos con las lentes puestas en piscinas tratadas con cloro y productos químicos.
Si se quiere evitar la formación de hongos y bacterias en la superficie de las lentillas estas deben limpiarse, aclararse y desinfectarse debidamente. Para ello debemos lavarnos las manos antes de manipularlas, usar líquido limpiador (nunca agua corriente) y renovar este en cada uso, un paso que muchos se saltan y que puede acabar haciendo que el estuche donde se guarden las lentillas se contamine. 

Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-11-15/siete-desagradables-errores-de-higiene-personal-que-cometemos-a-diario_53408/

domingo, 26 de marzo de 2017

¡Quién dice que los niños no pueden emprender!

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Conocer a los hijos ayuda a encaminar y pulir sus habilidades que los preparen para el futuro.
Como señala la conocida frase “cada persona es única e irrepetible”, un hecho que se ha analizado a través de los años desde perspectivas religiosas, biológicas y psicológicas, siempre llevando a la misma conclusión, cada persona se desarrolla de diferente manera, expresando gustos, creencias y afinidades particulares a lo largo de su vida.


Por esta razón, la tarea de educar a los hijos se vuelve compleja, puesto que en muchas ocasiones, como padre se debe apartar de sus propias creencias e ideologías por el bien de sus hijos. Si quieres identificar la vocación emprendedora de tus hijos y  llevar al máximo todas sus habilidades, sigue estos tips que te comparte BusinessKids.
  1. Un primer indicador son los juguetes que eligen y cómo interactúan con ellos, por ejemplo, si un niño al jugar el clásico Turista le gana a todos los jugadores  demuestra que comprende la importancia de conceptos como ahorro o la inversión, cualidades necesarias para un emprendedor.
  1. Los programas favoritos de los niños también pueden reflejar rasgos de su personalidad. Aunque a simple vista pueden lucir muy parecidos entre sí, cada programa o caricatura posee diferentes tipos de personajes con psicología y características específicas con la que los niños se identifican.
  1. Con frecuencia ponemos atención en el comportamiento de los niños en una tienda o supermercado. Dejar a los niños ser partícipes de las compras del hogar o darles oportunidad de pagar un dulce o juguete, les enseña el valor del dinero y cómo administrarlo, de esta forma al llegar a cierta edad no se convierte en un problema,  sabrán organizar sus entradas y salidas de efectivo.
4) Otro foco de atención son las actividades extraescolares que prefieren. Sin importar si son deportes, artes o actividades académicas, lo fundamental es poner énfasis en aquellas en las que los niños más disfrutan y en las que les pueden ayudar a desarrollar nuevas aptitudes.
  1. Por último, el comportamiento de los niños en situaciones como competencias deportivas o escolares  pueden demostrar desde su iniciativa y su perseverancia en lograr objetivos, hasta su niveles de responsabilidad y compromiso para obtener un fin común. Habilidades todas necesarias para afrontar las dificultades al poner un negocio.
Sin importar gustos o creencias, a partir de la creatividad, los niños puede lograr cualquier cosa y ningún sueño es imposible si se trabaja constantemente en conseguirlo. Lo más importante como padres es brindarles a los hijos las herramientas necesarias para poder valerse por sí mismos. BusinessKids trabaja para fomentar en los niños el espíritu emprendedor y desarrollar en ellos las diferentes características para convertirse en un empresario exitoso en el futuro.

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Fuente: http://emprend3.com/quien-dice-que-los-ninos-no-pueden-emprender/

15 tips para que tus hijos sean líderes

Pon en práctica estos consejos para que tus pequeños adopten habilidades de liderazgo y estén preparados para alcanzar el éxito. Mucho...